Época: Alejandro Magno
Inicio: Año 334 A. C.
Fin: Año 323 D.C.


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Comentario

El número y tipo de tropas embarcadas varió a lo largo del tiempo y espacio. Mientras que en los primeros navíos no existían diferencias entre remeros y tropa, ya que en las naves atenienses del siglo V a.C., el número de soldados embarcados era de 14 (10 hoplitas y 4 arqueros). Sin embargo, en el bando espartano, y posteriormente en las naves romanas, el número de soldados era superior, pues se buscaba el abordaje y el enfrentamiento cuerpo a cuerpo, en vez de la inutilización de la nave contraria con el espolón.
El número de oficiales podía variar según el tipo de barco, pero se identifican unas ciertas categorías a lo largo del periodo. El mando del buque lo ostentaba el navarca, título originalmente asignado al jefe de la flota pero extendido posteriormente, en época romana, al capitán del barco. Ante la imposibilidad de mantener con fondos públicos la flota, en los siglos V y IV a.C., se crea en Atenas la figura del trierarca, que se puede definir como un guerrero con obligaciones financieras. Éste era elegido entre aquellos ciudadanos capaces de correr con los gastos de operar un buque; limitándose el gobierno a poner los medios. Por lo general, ser elegido trierarca, pese al honor que conllevaba el puesto no era una suerte, pues suponía grandes quebraderos de cabeza: conseguir una tripulación y mantenerla, arriesgar la vida y afrontar un coste económico en ocasiones intolerable. Un trierarca se lamentaba: "...no solo gasté mi fortuna, sino que también arriesgué mi vida realizando los viajes personalmente, pese a que la situación en mi casa era tal que os apenaríais de mí. Mi madre se encontraba enferma, al borde de la muerte, mientras que yo estaba en el extranjero..." (Demóstenes, Contra Policles, 59).

Para aligerar la carga económica, se aceptaría más tarde la posibilidad de compartir la misión entre dos o más co-trierarcas, que, además, podían delegar el mando en un capitán profesional pagado por ellos; de esta forma se pudo extender la figura del trierarca a individuos no aptos para el servicio militar pero de reconocida solvencia.

En el orden de importancia, seguían los siguientes cargos: timonel (cibernetes) del que dependía gran parte de la capacidad de maniobra del buque.

Era un puesto de gran responsabilidad y prestigio; su salario era bueno. El oficial de la cubierta de proa o vigía (prorreo). El más conocido a través de la literatura, cine o cómic era el celeuste (pausarii, salomador, hortator), encargado de marcar el ritmo de la boga por medio de tambor, flauta o cantos; habitualmente se le suele denominar cómitre, aunque esta denominación es más propia de las galeras renacentistas y posteriores, donde correspondía al oficial encargado de aplicar los castigos a los remeros y forzados. Oficial imprescindible era, también, el pagador, que solía ser, a la vez, intendente, encargado del abastecimiento del barco. El resto del complemento estaba formado por marineros y especialistas, encargados de las maniobras y mantenimiento del barco.

En un trirreme, el conjunto de tropa y marinos especialistas recibía el nombre de hyperesia y sumaba un total de 30 hombres.